Por Freddy Cardoza | NWT
Con el lema “Cambiando el rumbo, transformando la educación” los países que integramos la Organización de las Nacionales Unidas celebramos ayer 24 de enero el Día Internacional de la Educación con grandes retos en América Latina para alcanzar niveles aceptables en cuanto a acceso y calidad.
Para Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, “en esta época excepcional, no podemos seguir haciendo lo mismo de siempre. Si queremos transformar el futuro, si queremos cambiar el rumbo, debemos repensar la educación. Se trata de forjar un nuevo contrato social para la educación. (…) Tenemos que reparar las injusticias del pasado y orientar la transformación digital hacia la inclusión y la equidad. Y necesitamos que la educación contribuya plenamente al desarrollo sostenible, por ejemplo, integrando la educación ambiental en todos los planes de estudios y formando a los docentes en este ámbito”.
Y precisamente de este contrato social es que la UNESCO llama a los gobiernos a invertir más en educación, pero desde una perspectiva transformadora, que implique a los educadores para que se logre una educación para el desarrollo sostenible.
“Para cambiar de rumbo, transformando la educación, los educadores tendrían que ampliar su visión e intencionalidad educativa, y quizás cambiar ellos mismos para ser referencia de vida. En definitiva, nuestro primer objetivo debería ser financiar una formación integral de los educadores: fomentar su autonomía, libertad, creatividad y esfuerzo, y el establecimiento de redes entre los ámbitos educativos o agentes sociales que influyen en la educación”, expone en su artículo Aurora Bernal Martínez de Soria, profesora titular de Teoría e Historia de la Educación, Facultad de Educación y Psicología, Universidad de Navarra.

En cuanto a Latinoamérica, y Nicaragua que particularmente ayer inció un nuevo año escolar, el reto de asumir una educación para el desarrollo sostenible es un reto aún mayúsculo.
EDUCACION EN ULTIMO LUGAR
Según el nuevo estudio de Latinobarómetro, una firma regional de encuestas basada en Chile, la educación ocupa el último lugar entre las preocupaciones de la mayoría de los latinoamericanos, recoge El Nuevo Herald citando un artículo de Andrés Oppenheimer.
“Solo el 4 por ciento de los latinoamericanos cita la educación entre los mayores problemas de su país, según la encuesta de casi 20.000 personas en 18 países latinoamericanos”, afirma Oppenheimer.
Señala Oppenheimer que lo que hace falta es una cultura de pasión por la educación en América Latina y esto se refleja en la aplicación de las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), donde la mayoría de estudiantes de China, Singapur y Macao sacan las mejores calificaciones.
Aunado a ello, la brecha digital es un escollo que viene a profundizar la desigualdad de oportunidades educativas en muchos sectores sociales, principalmente de los que tienen pocos ingresos económicos.
En contraposición, en América Latina algunos países, como México, han abandonado la aplicación de esta importante prueba de conocimientos PISA. “Es una receta para perpetuar la pobreza”, asume el articulista. Para afrontar esta problemática, sugiere invertir en educación de calidad y crear una cultura de pasión por la educación. Nicaragua tiene varios años de no someterse a estas pruebas.
En este sentido, Oppenheimer llama a los empresarios, medios de comunicación y grupos cívicos a invertir más en campañas de concientización pública sobre la importancia de la educación para presionar a sus gobiernos para que mejoren sus estándares educativos.
Puede interesarte leer: Educación y Crisis de Aprendizaje
DATOS PARA REFLEXIONAR
Según datos de la UNESCO, a nivel mundial existen 262 millones de niños y jóvenes que siguen sin estar escolarizados, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni manejan los rudimentos del cálculo; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria baja y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela.
Estudios del Banco Mundial reflejan que existe un gran porcentaje de niños y jóvenes que tienen un pobre desempeño en comprensión lectora, ciencias y matemáticas, materias que son indispensables para el desarrollo y un adecuado aprendizaje.
Según el Banco Mundial, “una de las principales razones por las que persiste la crisis del aprendizaje es que muchos sistemas educativos del mundo en desarrollo tienen poca información sobre quién está aprendiendo y quién no”.
COVID-19 Y EDUCACIÓN
En enero del 2020 inició la pandemia global causada por el virus SARS-CoV-2, conocida como COVID-19. En todo el mundo, niños, niñas, jóvenes y adultos dejaron de asistir a escuelas, universidades y otros centros educativos debido a la COVID-19. En América Latina y el Caribe casi todos los países decretaron cuarentena educativa y tomaron medidas para que la educación continúe fuera de las aulas o dentro de ellas, pero con medidas de prevención.
Según la plataforma del Grupo Regional de Educación para América Latina y el Caribe, al 16 de diciembre del 2021, 12 países reabrieron las escuelas por completo, 19 las tienen parcialmente cerradas y 3 totalmente cerradas. Tres países están en receso académico.
Aunque el proceso de reapertura de las escuelas sigue avanzando en la región, actualmente todavía 60 millones de niños, niñas y adolescentes siguen afectados por el cierre total y parcial de las escuelas, con una media de 162 días lectivos sin clases presenciales entre marzo de 2020 e inicios de diciembre del 2021.
MAPA DE REAPERTURA DE LAS ESCUELAS*


Más detalles en UNICEF hasta inicios de diciembre de 2021.